Ha sido un fin de semana agotador. Empecé levantándome a las 6 de la mañana para coger el autobús de las 8 que salía de Walsall a Londres con Alejandra y Manolo. Llegamos a las 11.30 a Londres y cogimos el metro hacia Kings's Cross. Desde allí fuimos andando hasta el British Museum, y estuvimos unas horitas viendo Egipto.



Después fuimos en metro a Westminster y vimos el Big-Ben y Westminster Abbey. Allí nos cruzamos con world naked ride bike protestando contra el uso del coche, no me podía imaginar que acudiese tanta gente. Estuvimos paseando a lo largo del Thames, por el camino encontramos un carnaval cubano, con música en directo y comida típica de Cuba.



Llegamos hasta el Starbucks donde trabaja José María, y estuvimos con él un rato. Seguimos andando hasta llegar al London Tower Bridge. Allí nos encontramos a Ben, un canadiense que venía en el autobús, y al final se vino con nosotros.




Allí me despedí de los tres y me cogí el metro para irme a ver a Sprocket. Cuando llegué a Fulham Broadway, Sprocket me contó que Yuan, su novia, se encontraba mal, así que me quedé sin conocerla. Estuvimos charlando y comimos en un chino que estaba muy bien (y barato), tallarines.

Llamé a los demás ye me fui hasta Nando's, donde estaban comiendo, después de perderme varias veces y descubrir que no sé pronunciar river. Terminamos de cenar y perdimos el último metro, así que cogimos el autobús hasta Kings's Cross. Allí me colé en el hostal y dormimos hasta el día siguiente.

Me levanté temprano y me fui andando (casi una hora) a misa, Alejandra ya estaba despierta. Cuando salí les llamé y nos encontramos en la estación de Camden Town. Estuvimos horas y horas viendo el mercado, es genial y es enorme, cientos de tiendas, todos los estilos. Vuelvo a tener un colgante de dragón, esta vez con alas. Acabamos comiendo allí, en los puestecitos que hay.






Desde allí cogimos el autbús hacia Picadilly Circus y después andando hasta Trafalgar Square. Estámos ya reventados, así que estuvimos descansando hasta que cogimos el autobús a las 7 de la tarde.



LLegué a mi casa a las las 11 de la noche, Yvonne seguía despierta y me presentó a Martin, el francés de 16 años que va a vivir en el cuarto de al lado las próximas tres semanas.

Londres ha sido genial, una paliza, pero maravilloso, me ha encantado el metro, creo que me pasaría horas yendo de una estación a otra en metro, y Camden Town es para pasarse días y días allí. Voy a intentar volver en dos semanas, a ver si hay suerte.